El auge petrólero
En 1980 México ocupó el sexto lugar en el mundo en cuanto a reservas se refiere y el quinto en producción. Para 1982 el país ocupaba el cuarto lugar en reservas y exportaba 1,500,000 barriles diarios, después de la Unión Soviética, Arabia Saudita y Estados Unidos.
El auge petrolero de esos años provocó que tanto el Presidente López Portillo como la gran mayoría de los mexicanos se ilusionaran, la banca internacional se apresuró a ofrecer créditos al gobierno, dados sus enormes recursos petroleros, La deuda externa que en 1977 era de menos de 21,000 millones de dólares, ya para 1982 alcanzaba los 76,000 millones, de los cuales el 80 % correspondía al gobierno y el 20 % restante a la deuda privada.
Con las grandes cantidades de dinero generadas del petróleo y del crédito se intentó un proyecto de industrialización y modernización en cinco años.
El gasto público se desbocó; en 1978 creció en un 38 % sobre el de 77, el presupuesto de egresos se elevó en un 23 % y el de la inversión pública un 37 % sobre el año anterior; en 1980 el gasto público volvió a crecer un 33 %, el de la inversión un 35.5 %, el destinado al campo 100 % y al comercio un 200 %. Para 1981 los egresos del erario se incrementaron en 55 %, los de la inversión pública un 40 %, el gasto corriente un 55 %, y el servicio de la deuda un 36 %.
En 1979 la oferta de trabajo por primera vez fue mayor que el aumento de la población: la masa salarial creció en 1980 un 39 % por el mayor empleo y mejores salarios.
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